Hace relativamente poco tiempo que hemos empezado a oír hablar del término crowdfunding, que traducido al español vendría ser algo así como "micromecenazgo".
En esencia, el crowdfunding consiste en recaudar la financiación a través de las aportaciones de varios inversores. El proyecto en cuestión puede ser de cualquier naturaleza, desde una start up hasta una invetigación científica o un proyecto cultural.
Hasta la fecha, las anteriores eran las aplicaciones más comunes de esta técnica de financiación, pero desde el pasado año, y gracias a las numerosas experiencias de éxito cosechadas en Estados Unidos, Latinoamérica o Asia, el crowdfunding s está utilizando también para financiar proyectos inmobiliarios.
En España, por ejemplo, el crowdfunding está regulado por la Ley 5/2015 de Fomento de la Financiación Empresarial. Como sistema alternativo para la captación de fondos se perfila como una posibilidad real y viable tanto para todo tipo de inversor. Al pequeño, porque le permite sumar aportaciones desde 500 €. Y al segundo, porque te posibilita diversificar tanto su inversión como el riesgo añadido, al no concentrarlo solo en una única propiedad.
La mencionada ley también establece que la cantidad mínima de inversión para participar en la compra de viviendas, locales o naves industriales es de 500 €. Además, contempla dos tipo de inversores, los acreditados y los no acreditados. Los inversores no acreditados tienen un límite de inversión de 3.000 euros por proyecto y un máximo de 10.000 euros anuales por plataforma (los canales implementados por internet que conectan a los potenciales inversores con los proyectos de inversión).
La primera plataforma de inversión colectiva inmobiliaria en España se llama Housers, es y ha sido creada por dos emprendedores españoles provenientes del ámbito promotor. Las rentabilidades de las inversiones se producen por la venta o alquiler de los inmuebles. Un market place interno permite traspasar las participaciones, cuyos beneficios, en caso de que los hubiera, tributan como rendimientos de capital inmobiliarios.
Según los cálculos de esta plataforma, el sector del crowdfunding alcanzará en 2016 un volumen superior a los 250 millones de euros, de los que el 15 % se habrá destinado al sector inmobiliario.
Resulta evidente que la recuperación del sector inmobiliario está comenzando a proporcionar nuevas fórmulas de inversión, que, como ocurre con el crowdfunding, también están al alcance del público en general.